viernes, 4 de julio de 2014

Heavy Metal: El origen de la pesadilla



Por: Alexander Silva Bustos
Twitter: @alexsilva_78


¿Cómo definir a este género musical? Es muy difícil contestar. Tal vez sea una pregunta que no tiene respuesta. Siempre ha sido, en mi caso particular, un tema extraordinario pero al mismo tiempo muy difícil de abordar porque uno debe darse la licencia de experimentarlo a través de las diferentes bandas y subgéneros que se aglutinan dentro de esta escena que por lo general está llena de gente que no encaja dentro de los patrones que la sociedad trata de imponer a esta “generación perdida” de chicas y chicos rechazados por muchos motivos en sus círculos familiares, sociales, educativos, religiosos y hasta laborales. Debido a todos estos patrones he comprendido que el Heavy Metal es una manera de alterar el orden establecido y de volar sin alas hacia un mundo sin fronteras ni barreras de ningún nivel a través de la anarquía, el desapego hacia las personas o hacia lo material.

Históricamente se marca el inicio de esta tendencia musical hacia el fin de los años 60, donde la mayoría de canciones hablaba sobre paz y amor pero, en muchos lugares del mundo esas dos palabras habían escaseado luego de la Segunda Guerra Mundial. Una de esas ciudades tenía una historia reciente muy sombría para contar: Birmingham, Inglaterra; la ciudad industrial por excelencia de las islas británicas fue destruida por los bombardeos alemanes en más de una oportunidad, sus calles no eran más que polvo, sombras y ceniza. Obviamente en un ambiente así era poco creíble la idea de amor, paz y campanas de libertad que pregonaba la música de aquel entonces.

Fue Birmingham la pionera del Heavy Metal en un hecho que no tuvo, en principio, nada que ver con la música. Un joven obrero trabajaba en una de las tantas fábricas de esa ciudad como soldador e iba a renunciar a su empleo. La persona que cortaba y doblaba las láminas de metal faltó ese día y le pidieron a este joven que cubriera ese puesto. Debido a la inexperiencia de este chico utilizando esa máquina, su mano derecha quedó atorada en medio de ella y se la aplastó. El joven sacó la mano y le desgarró los extremos de sus dedos medio y anular. La persona a la cual hago referencia es el legendario guitarrista Tony Iommi, quien por esos días recién se había unido a una banda de rock llamada “Earth”. Iommi no iba a dejar que este accidente lo detuviera e inventó sus propias prótesis llamadas “dedos falsos”, hechas con tapas plásticas de botella que derretía sobre sus lacerados dedos y luego les ponía cuero encima para mejorar el agarre sobre las cuerdas de la guitarra. Obviamente este método era muy doloroso para Iommi así que decidieron bajarle el tono de afinación a su guitarra lo cual, en combinación con los “dedos falsos”, hacía que el sonido fuera más denso y más pesado; algo único en la música de esa banda que hasta antes del incidente en la fábrica tocaba blues con algo de jazz.

En la banda “Earth”, además de Tony Iommi estaba el baterista Bill Ward quien se desempeñaba como soldador, el bajista Geezer Butler quien era un contador frustrado aficionado al ocultismo y la magia negra. Tiempo después se les unió el mítico John Michael “Ozzy” Osbourne, un cantante que siempre estuvo en franca rebeldía contra todo lo que se suponía era el establecimiento inglés. Cuenta la leyenda urbana que un día Iommi y Osbourne pasaron por la esquina de una sala de cine y le preguntaron a una de las personas que hacía la fila por el género de la película que estaban proyectando. “Terror”, contestó el interrogado, hecho al que respondió Iommi diciendo: “Ozzy, si la gente paga por ver películas que los aterrorizan ¿por qué no hacemos música que asuste a la gente?”. Tiempo después Ozzy Osbourne le llevó a Geezer Butler un libro escrito en latín antiguo con dibujos malignos y alusivos a la brujería. Sucede que ese día a media noche, Butler despertó en medio de una pesadilla y vio una figura negra, malévola a los pies de su cama.

A la mañana siguiente Butler le cuenta a Ozzy lo que le sucedió e inmediatamente se le ocurre la letra de “Black Sabbath”, la cual era aterradoramente distinta a la música que tocaban hasta ese momento y por lo cual tenían miedo de tocar la canción en público; pero llegó el día en que la canción salió a la luz y la reacción de la gente fue de pánico absoluto. Es cuando la banda decide cambiarse el nombre, de “Earth” a “Black Sabbath”, y continuar por el camino que habían empezado a recorrer. Así que invierten de sus bolsillos y graban su primer disco llamado Black Sabbath”, el cual sale a la venta el viernes 13 de febrero de 1970. Los siempre sabelotodos, críticos musicales, decían en sus reseñas que era “absolutamente horrible”, pero estallaron de ira cuando vieron que el disco debutó en las listas en la posición tres debido a que los cuatro músicos tenían entre 18 y 20 años, así que naturalmente esa música nueva llamaba la atención de los chicos de esas edades sintiendo que podían guardarla como un tesoro secreto.

Ha pasado mucho tiempo desde que esa pesadilla de Geezer Butler fue llevada a un acetato en forma de canción y estoy seguro que esos cuatro muchachos de Birmingham no tenían ni la más remota idea de lo que estaban empezando a generar en la historia del rock.

Continuará…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario