Beatlemanía:
La salvación del Rock n’ Roll
Por: Alexander Silva Bustos
Facebook: Alexander Silva B
Twitter: @alexsilva_78
Los Beatles eran muy conocidos en Inglaterra y en todo el Reino Unido debido a las influencias del antiguo rock n’ roll americano en sus canciones. Usualmente los integrantes del famoso cuarteto de Liverpool citaban como referentes musicales a Howling Wolf, Chuck Berry y Little Richard, entre otras grandes figuras. Mientras ellos iban ganando reconocimiento y credibilidad en las islas británicas, Alemania y media Europa, la situación musical en los Estados Unidos (país inventor del rock n’ roll) no parecía andar de la mejor manera.
Con la marcha de Elvis Presley al ejército norteamericano para prestar su servicio militar obligatorio (allá, como aquí, también tienen esos desaciertos) con pena de capturarlo en cualquier momento y enviarlo a la cárcel por no cumplir con ese “deber ciudadano”, los norteamericanos quedaron por un par de años huérfanos de su máximo exponente rockero, del muchacho rebelde que con su movimiento de caderas, su melodiosa voz y sus actitudes de provocación permanente tenía enloquecida a la juventud de aquel país casi al punto de generar un choque con las generaciones y tendencias conservadoras que tenían por ese entonces. Ido Elvis, fue fácil para la industria musical y para el establecimiento empezar a “fabricar” cantantes con mucho talento pero sin el carisma y la explosión propias del “Rey”, haciendo que esta nueva ola de intérpretes fuera manejable y cambiara la cadencia y el ritmo propios del rock n’ roll por algo mucho más suave y hasta cierto punto aburridor, con lo cual las cosas empezaban a volver a su cauce “normal”.
Sin embargo en Estados Unidos no contaban con que en el país que los colonizó una vez, se estaba preparando una segunda invasión británica dispuesta a recuperar de una vez y para siempre el sabor perdido del rock n’ roll. Poco a poco Los Beatles empezaron a tener actuaciones cada vez más vistas y fueron generando una legión fiel de seguidores que, de a poco, vieron el crecimiento de ese fenómeno musical que en Europa era simplemente imparable. Así que era una simple cuestión de tiempo que esos cuatro chicos de Liverpool se fueran para Norteamérica, cosa que sucedió el 7 de febrero de 1964. Cuando el avión aterrizó en Nueva York había 4000 personas esperándolos, todos jóvenes. La mayoría, mujeres. Sabían que desde Inglaterra había algo que, de pronto no era novedoso para ellos porque ya lo habían vivido con Elvis, pero el solo hecho de sentirse vivos y de recuperar algo que musicalmente siempre les perteneció hizo que esa chispa volviera a encenderse.
Cuentan los que saben de rating que la noche del 9 de febrero de 1964, cuando se presentaron en el programa de Ed Sullivan, la audiencia fue de aproximadamente 74 millones de personas, casi la mitad de la población estadounidense en aquel entonces. Dicen que esa noche nació una nueva generación de músicos que quería ser como Los Beatles, esos muchachos que recuperaron de a poco la esencia verdadera del rock n’ roll, su ritmo, su espíritu, su cadencia y su actitud. Para los chicos de la época eran los salvadores de algo que se creía perdido. Para los tradicionalistas era volver a luchar contra demonios que parecían perdidos en el tiempo porque hasta los predicadores religiosos estaban en contra del ritmo y de las letras de Los Beatles. Incluso llegaron a decir que “el diablo se robaba esa música y atraía a los jóvenes al pecado”. A pesar de todo lo que decían en las iglesias norteamericanas, la Beatlemanía era el incuestionable fenómeno musical que se tomó a los Estados Unidos.
El punto más alto de esta locura se vivió en julio de 1965 durante el famoso concierto que dieron en el Shea Stadium, antigua casa de los Mets de Nueva York. Muchas adolescentes y mujeres fueron vistas llorando, gritando, e incluso desmayadas. El sonido era tan ensordecedor que ninguno de los integrantes de Los Beatles (o cualquier otra persona) podían escuchar. Ni los amplificadores Vox de 100 watts diseñados especialmente para esa gira eran lo suficientemente fuertes, así que utilizaron sistemas de amplificación caseros para la ocasión. John Lennon describió el ruido como "salvaje" y también dos veces más ensordecedor que cualquier otro show que hubieran realizado antes.
Hoy en día, la mayoría de artistas gracias a la tecnología y a la globalización necesitan de muy poco esfuerzo para darse a conocer, pegan una o dos canciones en la radio y se vuelven millonarios de la noche a la mañana. Pero ninguno de ellos ha sido una respuesta contundente a una coyuntura cultural como lo fueron los Beatles y su Beatlemanía en ese entonces, fueron artistas capaces de devolver al rock n’ roll a su sitio de honor dentro de la música y hasta nuestros días son considerados como la banda más influyente de la historia de la música. Por algo será.
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