sábado, 21 de junio de 2014

El campeón debería ser Colombia



Por: Oscar Tellez Dulcey
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Twitter: @oscar_ftellez


Más allá del nivel futbolístico que demuestran cada uno de los equipos que asisten a la Copa del Mundo, existe un pluss, un bono y una chance certera para alzarse con el ansiado trofeo. La suerte, o el bono para ganar, se miden por los conflictos políticos, económicos y culturales que tienen una relevancia histórica, para el sistema de turno impuesto por quienes se encuentran en el poder.

Para entender porque afirmo que la cuestión del campeón del mundo pasa por campos diferentes al mero deporte, debemos como siempre retroceder en el tiempo y dar cuenta de una serie de acontecimientos que, a mi modo de ver, fueron determinantes para establecer qué selección debía llevar el título de campeona. Si el tiempo y las líneas me permitieran analizar mundial por mundial, sería magnífico, pero no quiero extender el texto para convertirlo en algo tedioso y repetitivo. Por eso, he decidido dar mi explicación de los campeones en los siguientes mundiales: Argentina 1978, México 1986, Italia 1990 y Sudáfrica 2010 (con la certeza que he incluido los dos mundiales que ha ganado la Argentina).

‘’El mundial de los papeles’’ como se le denominó a Argentina 78 (esto debido a la gran asistencia a los estadios de las barras argentinas) se realizó en el marco de una de las así llamadas ‘’sangrientas dictaduras del cono sur’’. César Luis Menotti –en la época técnico de la ‘’albiceleste’’- fue el encargado de guiar la senda de los suramericanos para alcanzar el título, y así fue, Argentina lo consiguió. Pero, ¿con qué pretextos la Argentina se alzó con la copa? Un partido ante la mejor selección peruana de la historia (esto a mi juicio), corrompido por la visita del General Videla (jefe de gobierno en la dictadura argentina) y un grupo de mandatarios al vestuario de los peruanos, hizo dudar del honor del encuentro, más aún si dentro del grupo que acompañó a Videla se encontraba Henry Kissinger, Secretario de Estado del Presidente Nixon, involucrado en grandes escándalos contra los pensamientos de izquierda en América Latina. El resultado fue contundente, Argentina goleó 6-0 a Perú y avanzó a la final del mundial que posteriormente ganaría. El triunfo sirvió para desviar los ojos que el mundo tenía puestos en las barbaries de la dictadura y dar un pequeño respiro a la junta militar. Y a pesar de la disolución del sistema de gobierno en la Argentina, hoy día los actos de la junta militar siguen latentes y las heridas del irrespeto no cicatrizan.

Diferente fue aquel México 86, donde nuevamente Argentina, con un Diego Maradona inspirado y consagrado, se coronó campeona del mundo. En la fase de cuartos de final, la albiceleste enfrentó a la poderosa Inglaterra. Un segundo gol de Diego es hoy día considerado el mejor gol en la historia de los mundiales, pero el primer gol, apodado ‘’la mano de dios’’, es el elemento clave para entender el contexto político que se refugia en la victoria de los gauchos. Para el año 1982, se termina la guerra que libraron Argentina y el Reino Unido en las Islas Malvinas, favoreciendo en gran medida a los británicos, pues si bien para la ONU, el territorio no tiene una soberanía definida, los europeos se han dado el lujo de explotar sus recursos. En la guerra, Argentina fue ofendida en su plaza, su patrimonio fue usurpado, y quizás el mejor acto simbólico era ajustar cuentas con los británicos en su campo. En aquella ocasión los argentinos los abofetearon en el más exitoso de sus inventos: el fútbol. ‘’La mano de dios’’ fue una desfachatez que permitió a la Argentina de Maradona avanzar en la copa y ofender a un imperio británico que aun en estos días fortalece el así llamado: neo-colonialismo en Malvinas.

Pasemos ahora a entender al campeón del mundial Italia 90. La consagrada República Federal de Alemania no existiría hasta después del mundial, y sería la Alemania federal (occidental) quien se alzaría con el título. Durante el desarrollo de la copa del mundo del año 1990, Alemania se encontraba en un proceso de reunificación, luego de la caída del muro de Berlín el año anterior. Si algo nos enseño Mandela en Sudáfrica, es que el deporte puede unir a todo un país, si algo hemos aprendido los colombianos es que el regionalismo pasa a un segundo plano cuando se trata de apoyar a la selección, y para Alemania no sería diferente. La reunificación no podía pasar solo por el establecimiento de una economía común o una serie de condiciones sociales, el sentido de pertenencia y la fraternidad entre ciudadanos son importantes, y el fútbol lo permite. Alemania se coronó campeona para facilitar su establecimiento como un Estado único y autónomo.

Al igual que Alemania, España se llevó el título de campeón, bajo unas condiciones parecidas. Un momento clave para el fortalecimiento del país ibérico y quizás de su monarquía. No es una casualidad que prácticamente la España 2010 estaba dividida en dos bandos de jugadores: los de Real Madrid, representando el poderío de la monarquía; y los del Barcelona, representando la resistencia con deseos de independencia. Es posible que los deseos de independencia que poseen los catalanes se menguaran por sentirse parte de la selección campeona del mundo, porque son sus muchachos canteranos y oriundos de la zona, quienes en conjunto con los vasallos del rey están representando a dos pueblos que por nuestros días se entienden como uno solo. Reitero, el deporte, y en este caso el fútbol, tiene el poder para unir a un país y hacernos sentir como hermanos.

Por todo lo anterior deduje que el campeón de este año debería ser Colombia. Si estamos llevando a cabo un proceso para dar fin al conflicto y empezar la construcción de la paz, debemos tener algo que nos una como colombianos y erradique los distanciamientos regionales que tanto daño nos han hecho, y que resultarían perjudiciales para la construcción de un país en el post-conflicto, perjudiciales para la construcción de una paz, no meramente como ausencia de conflicto, sino como la permanencia de la igualdad social y la fraternidad.       

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