domingo, 1 de junio de 2014

Ojalá y no nos hagan el gol


Por Alexandra Genoy
Facebook: Alexandra Genoy
Twitter: @PaoGenoy


Y llegó el mundial. Gente emocionada, comercio por todos lados, se le tiene la camiseta, el álbum, el juguete pa’l perro en forma de copa. Todo eso para lo que definitivamente sí tenemos plata después de alegar que el mínimo no alcanza para nada. Trato de comprender que es lo que nos pasa a los colombianos, y es que definitivamente vivimos de la inmediatez, de gozos banales.  El fútbol… el fútbol, como deporte lo admiro, pero todo lo que se mueve implícitamente en el espectáculo del fútbol me aterra.

Pensar que un país es capaz de sacar a como dé lugar a las personas que no adornan a las ciudades para el espectáculo futbolero; al indigente, al desplazado, al vendedor de esquina, entre otros (como pasa en Brasil, pasó en Colombia, en África) Y desecharlos como si nada. Y ni hablar de toda la plata que allí se maneja. O que tal eso de pelearse por los equipos de fútbol, hasta el punto de ir y darle en la geta al otro o  peor aún, ir a matarlo.

Agarrarse por redes sociales es lo que hacen otros, idolatrando a sus equipos del “alma” porque sí, según muchos, son del “alma”. No sé cómo tendrán el alma, ¿llena de balones?  ¿De tipos moviendo el culo detrás de una pelota? (si, muchas mujeres miramos el culo que ahí va). Me aterra, todo eso me aterra.

Somos capaces de enfrentarnos con el que sea por nuestro equipo, de defenderlo a capa y espada, mientras algunos delanteros infames nos hacen el “GOL” por detrás, por delante por donde sea. Y ahí sí muchos agachan sus caritas y dicen pero, ¿cuándo, cómo, dónde? ¿Por qué a mí? ¿Por qué a nosotros? Y a muchos otros les gusta que les hagan el “GOL” entre más a fondo más rico.

Bueno a lo que iba es que la corrupción, la pobreza, la desigualdad, entre otras múltiples desdichas, siguen aquí, en Colombia, en Latinoamérica, pero nos encanta que nos hagan “GOL”. Y si bien todo el espectáculo del fútbol, es el opio del pueblo ¿Nosotros que venimos siendo para Colombia?, en ese orden de ideas, los colombianos somos como el cianuro de Colombia y le damos una dosis cada vez que nos enajenamos más de la realidad del país, cada vez que preferimos darle toda la importancia del mundo a una copa mundial, a un partido de fútbol, cada vez que nos olvidamos de la persona que están desalojando de su ciudad, para que todo sea como se planea en un mundial.


Y bien, ahora comprendo por qué los colombianos somos tan enamorados del espectáculo futbolístico (y no sólo de este, de cualquiera), pues quizás preferimos alejarnos de esta cruda realidad, de este desequilibrio en el que se encuentra el país. Y pues sí, se vale distraerse, divertirse, emocionarse, gritar. Pero aunque suene a frase de cajón, ojala que el fútbol sirva para unirnos, por amor a nuestra patria. Ojala los colombianos tuviéramos esa misma pasión por nuestro país por defenderlo, por no olvidarlo. Y aunque ya muchos lo dan por perdido y ya no lo quieren, ojalá recuerden que aún hay gente en la lucha, esperando el pitazo final; campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y trabajadores que saben que Colombia no es una tierra santa, pero es una buena tierra y  que vale la pena jugársela por ella.

2 comentarios:

  1. Un articulo interesante que nos hace reflexionar!

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  2. Una gran realidad de nuestro país en la que nos dejamos obnubilar con pequeñas cosas y nos olvidamos de lo que realmente es importante

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