lunes, 11 de agosto de 2014

La coherencia del reencauchado presidente Santos


Por: Catalina Rivera Rodríguez
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En su discurso de posesión, el pasado 7 de agosto, el presidente Juan Manuel Santos dedicó gran parte de su tiempo a describir y elogiar ampliamente los logros, que hasta ahora, se han vislumbrado en el proceso de paz. Además aprovechó para hacerle una “advertencia” a las FARC sobre las consecuencias negativas, que podría tener para las negociaciones, sus actuaciones violentas en las últimas semanas. Pero, la verdad es que, lejos de sonar amenazante sonó a consejo paternal, un favor, o un modo de mostrarse a la opinión pública como el guardián de la justicia y el protector de la coherencia, que sabemos que no es.

Sus palabras iniciales fueron “le llegó la hora a Colombia”, es lo único que no dudo de sus palabras, porque después de dos reelecciones-la de él y la del expresidente,  ahora senador, Álvaro Uribe Vélez- no me queda duda de que el país, o se va para el carajo, o tenemos la suficiente fortaleza como pueblo para hacerle frente a las políticas de gobierno y exigir nuestros derechos.

El presidente Santos anunció los tres pilares de su segundo periodo, la paz, que era el componente más obvio, la educación, con la que no logró  casi nada en cuatro años, pues aun no tengo noticias de que María Fernanda Campo alguna vez se haya posesionado, como la ministra de este rubro, y la equidad. Es  bueno analizar con lupa cada uno de sus palabras para ver qué tanta coherencia tiene sus anuncios con sus actuaciones y más cuando acaba de presentar su nuevo gabinete ministerial, con siete funcionarios ratificados. 

Más adelante en su alocución dijo “ha llegado la hora de reimaginar el contrato social que hemos heredado y las instituciones y políticas que nos han regido”, no tengo la menor duda de que los tres pilares, porque ya pasaron de moda los huevitos y las locomotoras, están pensados bajo un modelo de desarrollo que no ha cambiado y que no ha dado nunca buenos resultados para los más necesitados, esto es, un modelo capitalista, con una clara apertura neoliberal. No hay cambio posible hasta que no se modifique el problema de fondo, la forma de pensar y de hacer política en Colombia está basada en un presupuesto de desarrollo falso. Hoy el presidente Santos nombró el nuevo gabinete ministerial para su segundo periodo y hubo varias cosas que me llamaron poderosamente la atención.

La nueva Ministra de Educación fue mi primera sorpresa en estos nombramientos, no porque no hubiera sonado para esta cartera, sino por la apuesta que significa Gina Parody. El mismo Presidente lo dijo, el dinero de este rubro se va a invertir mayormente en la educación técnica, así es en muchos países del mundo, pero es bueno decir que esto se hace cuando ya la educación profesional ha sido asegurada y no antes, como se pretende en nuestro país.

La educación técnica, es eso precisamente, una formación sobre lo técnico, lo práctico, pero no sobre lo teórico, es la preparación para desarrollar una actividad productiva y nada más. Eso es lo que contempla una sociedad capitalista, no seres humanos sino máquinas con actividades específicas y que por ellas son remunerados. ¿Así pretende Santos que para el 2025 seamos el país más educado de América Latina?

La ratificación de Alejandro Gaviria como ministro de salud y protección social me parece una pésima decisión, aunque se veía venir. Después de que se cayó la reforma ordinaria en salud, el ingeniero Gaviria no ha hecho sino promulgar que no es necesaria una reforma, sino que lo va a solucionar todo vía decreto. Alguien que me explique ¿cómo a través de decretos se acaba con una crisis de años, en la que la gente muere, no solo en la puerta de los hospitales, sino en la puerta de las EPS?, ¿con cuatro decreticos vamos a darle salida al problema de la corrupción o la quiebra de los hospitales, de todos los niveles, en todas las regiones del país? 

En cuanto al Ministerio de Trabajo de Luis Eduardo “Lucho” Garzón, si el presidente cree que vamos a pensar, que porque pertenece al Partido Verde, es una cuota de la izquierda en el nuevo gabinete, no está ni cerca, para mi es simplemente un exsindicalista que metieron como reencauche y que no brilló como Consejero Presidencial, cargo en el cual enfrentó los distintos paros y protestas que se han dado en meses anteriores. Ni los mismos verdes lo reconocen como representación suya.

Dicho esto, hay caras nuevas en los ministerios pero no habrá cambios hasta que el fondo no se modifique. En cuanto a los tres pilares no creo que la firma de la paz sea algo definitivo para Colombia (aunque si positivo),  ya que para el gobierno este concepto se reduce a la terminación del conflicto, tendría que verse acompañado de distintas políticas y acciones que garanticen otros componentes.  

La educación y la equidad hacen parte de los ingredientes para la paz, pero únicamente si se ven a la luz de un modelo de desarrollo distinto, no el que se viene manejando desde hace años y que el gobierno Santos no va a cambiar. En otras palabras, no veo cambios que valgan la pena, solo palabras que no tienen coherencia con los planes que se piensan desarrollar.

EN EL TINTERO:

Si lo de Jaime Garzón no es un delito de lesa humanidad yo soy una bicicleta

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