Lo que se nos sigue olvidando
Por: Rocío Infante Buitrago
Facebook: Rocío Infante
Twitter: @rochy1111
“Muchos padecemos de alzhéimer crónico, olvidamos lo que más importa en la vida y nos aferramos a las cadenas que nos atan a las intrascendencias de lo cotidiano”
Hay circunstancias en la vida que en definitiva no logramos comprender, como por ejemplo, el hecho de pensar cómo y por qué razón una persona se puede quitar la vida, cuando aparentemente tiene fama, dinero y goza de los placeres más deseados que cualquiera anhelaría poder disfrutar, al menos, en algún momento de su existencia.
Esas preguntas durante la semana que pasó estuvieron rondando por la cabeza de millones de personas en el mundo, tras conocerse la noticia sobre la muerte del reconocido actor Robin Williams. Era increíble creer que un hombre como él, más conocido como el genio de la risa, pudiera acabar con su vida de la manera en que lo hizo. Era increíble ver cómo tanto talento, tanto carisma, tantos éxitos y triunfos, pudieran quedar reducidos en un cajón bajo tierra.
Pero lo más increíble, es que así como él, a diario son muchas las personas que terminan con su vida por diversas razones. La mayoría, no tan famosas y reconocidas, pero con sueños y una vida por delante. No obstante, el suicidio es un mal que continua invisibilizado en el mundo y en Colombia ni se diga. Según el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en lo que va corrido del año, 948 personas se quitaron la vida en el país, entre ellas, 768 fueron hombres y 180 mujeres. Dentro del rango de edad de 20 a 24 años para ambos sexos. La ciudad que más registra casos de suicidio es Bogotá. De igual manera, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo cada año se cometen 900.000 suicidios, alcanzando una tasa de 16 por cada cien mil habitantes. Colombia ocupa el tercer lugar de alta tasa de suicidios en América Latina.
Las causas más frecuentes de suicidio en el país son los conflictos de parejas, el maltrato físico, sexual y emocional, problemas económicos, seguido de enfermedades como la depresión, entre otros. Y es que en el mundo muchos padecemos de alzhéimer crónico, olvidamos lo que más importa en la vida y nos aferramos a las cadenas que nos atan a las intrascendencias de lo cotidiano. Precisamente la dimensión que más olvidamos, es la vida interior, así como lo menciona Leonardo Boff. Nos preocupamos más por lo banal, por lo sin sentido, por el dinero, la fama, las apariencias, los placeres pasajeros, por lo que en conclusión no sirve para un carajo, porque eso, en definitiva, no nos hace feliz.
También, la desesperanza frente a un mejor país, es lo que hace que personas, la gran mayoría jóvenes, acaben con su vida sin reparo, creyendo que esa es la mejor opción. Por qué, ¿para qué seguir viviendo en un mundo donde al parecer nacimos para sufrir, en un país que no nos deja avanzar…?
Esta forma de vida y de pensamiento es lo que ha permitido que las tasas de suicidio sigan aumentado, a mí en lo personal me aterran, me dan escalofríos, y realmente me preocupan. Sí, me preocupa que en este país los jóvenes seamos las víctimas más vulnerables, olvidando que tenemos el poder y la fuerza para seguir el consejo que un día nos dejó uno de esos jóvenes guerreros que ha tenido Colombia: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvárselo, nadie” Jaime Garzón.
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