sábado, 31 de mayo de 2014

Los sin-esperanza


Por: Óscar Téllez Dulcey
Facebook: Oscar Tellez
Twitter: @oscar_ftellez


Muchas veces escuchamos en los medios de comunicación, en nuestro barrio, en nuestra casa y por cualquier lugar que queramos mencionar, que el sistema jamás va a cambiar, que lo único que podemos hacer es intentar conseguir un buen empleo para salir adelante y no pasar necesidades. Hoy me pregunto, ¿es enserio que el sistema jamás va a cambiar?, o bueno creo que es mejor preguntarse ¿por qué la gente cree que el sistema no va a cambiar? Las cosas no pueden seguir como están para siempre, el mundo capitalista no es el fin de la historia –como lo exponen muchos ilustrados-. Decir que hay un fin en la historia es una contradicción en sí misma. La historia referencia a transiciones y cambios.

Devolvámonos un poco en el tiempo. Los hechos –no solo como situaciones, sino como referencias de un contexto- nos han trazado una serie de episodios que responden a la evolución, en un principio meramente física, de los hombres y su capacidad de crear nuevos saberes y formas de organización. La llamada ‘’Prehistoria’’, la Edad Antigua, el Feudalismo, la Ilustración, el Capitalismo, el Período entre Guerras, etc. son consecuencias mostradas a través de hechos, que se desprenden de una serie de interpretaciones de lo que debería ser el mundo. Y si existe esa transición, ¿por qué decir que el capitalismo es el fin de la historia y que jamás dejará de existir? (esto es lo mismo que decir: el mundo jamás va a cambiar).

En mi humilde opinión, creo que esa desesperanza adquirida, que nos encierra en un espacio que no desarrolla y pone en práctica nuestras posibilidades de visibilizar un panorama distinto y las acciones de cambio para conseguirlo. Las razones para que nos sumerjamos en este estado de pérdida de la imaginación y en parte de los sueños, para mí, responden también a contextos históricos. Estamos tan aferrados a lo que nos viene rigiendo desde mediados del siglo XVI (cuando en Inglaterra se cambiaron los campos para arar la tierra, por pastos para criar ovejas productoras de la lana de exportación), y al discurso que nos venden los medios masivos y las clases dominantes para que no cambiemos nuestras realidades.

Volvámonos de nuevo en el tiempo, pero está vez de forma más puntual, para demostrar el porqué de mi disgusto con los sin-esperanza. La economía resulta ser una ciencia bastante útil y necesaria, pero la aplicación que han hecho los organizadores del sistema ha sido maléfica y corrompida. Cuando la aristocracia y la burguesía se repartieron los territorios campesinos en Inglaterra (modelo que acogió luego al resto del mundo), se llevó a una potencia más elevada la explotación del hombre por el hombre. La Revolución Industrial fue una evolución del mismo modelo, la explotación del hombre por el hombre mediada a través de la máquina. El establecimiento del Capitalismo, conjuga las dos anteriores y se abraza con otro campo: el de la creencia de que luego del capitalismo nada más existe.

¿Seremos tan desdichados para no darnos cuenta que la transición y el cambio son inherentes?, o mejor ¿no tendremos la capacidad de llegar a eso que les exponía Rousseau a sus estudiantes: para entender cómo es la vida y función del árbol, debemos escavar para observar la raíz? Si nos vamos tragar el cuento que las ideas diferentes al sistema que hoy nos cohesiona y coacciona murieron por allá en la Guerra Fría, pues nada que hacer resignémonos y  ni pensemos en quejarnos de las políticas que nos impongan. 

Debe existir algún punto en la historia, donde leeremos todo lo que nos ha acontecido para plantearnos un cambio significativo. Y después de esta madreada, la invitación es esa, creer en el cambio, tener la esperanza y construir paso a paso, los cimientos que nos formarán como sociedad avanzada y justa.


viernes, 30 de mayo de 2014

¿Qué debe tener una canción para agradar?



Por: Alexander Silva Bustos
Twitter: @alexsilva_78


La pregunta, aunque puntual para muchos, puede tener diversas respuestas dependiendo del género musical que nos guste. Habrá muchas personas que respondan “la voz”, otros dirán “el ritmo”, tal vez algunos contestarán “la letra” e incluso si le preguntamos a las nuevas generaciones saldrán posibles respuestas como “los efectos tecnológicos” o incluso “no importa porque el (la) cantante está bueno(a)”. Estas últimas dos respuestas me hacen llegar a otros cuestionamientos acerca del contenido musical que hoy por hoy tenemos a nivel global, pero de los cuales hablaremos en una futura ocasión.

Por ahora, me limitaré a tratar de responder la cuestión demarcada al principio de esta columna. Para mi gusto particular una canción agradable es aquella que contenga la justa medida de elementos tales como: voz y sentimiento, letra, melodía y armonía. Trataré de desglosar cada uno de estos componentes según como yo los entiendo ya que simplemente soy un aficionado a la música como cualquiera de ustedes puede serlo.

Voz y sentimiento: no es enfáticamente necesario que yo considere agradable una canción porque la canta Luciano Pavarotti, Martha Senn, Plácido Domingo, Monserrat Caballé, José Carreras, Andrea Bocelli o alguno de los integrantes de Il Divo; si bien es cierto que ese tipo de voces es el más preciado dentro de toda la música por su talento y pureza, también es una realidad que han existido cantantes que no han llegado a la escala de los mencionados anteriormente pero que por otros motivos y otros tipos de talento también han llegado al Olimpo musical. Particularmente me encantan las voces un poquito más crudas como la de Bon Scott (AC/DC) o Michael Stipes (R.E.M.) y las voces con un gran rango de profundidad como por ejemplo Rob Halford (Judas Priest), Sebastian Bach (Skid Row) o Michael Kiske (Helloween). Incluso, ha habido cantantes de muchos géneros que no se han destacado precisamente por tener una gran voz como Ozzy Osbourne o Jorge González (Los Prisioneros). Pero todos ellos han tenido algo en común, como lo dijera alguna vez el grandioso Freddie Mercury: “dame un pedazo de papel que contenga una canción y la cantaré como nunca”. Es en esta frase donde se contiene lo mejor que puede hacer un cantante con una canción, así no tenga una voz prodigiosa desde que sepa expresar las emociones y los sentimientos hasta el punto de casi hacerlos cobrar vida ese cantante será maravilloso para cualquiera que lo escuche y sin dudas regalará a su audiencia un momento para recordar.

Letra: vamos. Respeto posiciones en contrario pero, no me van a decir que las letras de las canciones que escuchamos hoy en día pueden compararse con las de años atrás. El ejercicio es simple: pongan una canción de reggaetón cualquiera sea su nombre o intérprete y escúchenla con detenimiento. ¿Tiene algún sentido lírico? Al menos no para mí. La letra es lo que hace a la canción. No tiene que ser una poesía, ni siquiera tiene que rimar o ser escrita en forma de soneto. Simplemente debe tener una coherencia entre lo que se dice y el ritmo que maneja la canción (al menos no me imagino escuchar “Ojalá” de Silvio Rodríguez en una versión de Thrash Metal al mejor estilo Metallica o Megadeth). Alguna vez Nikki Sixx, bajista de Mötley Crüe, dijo que las mejores canciones eran las que podían soportar el paso del tiempo a través de sus letras. Debe ser por algo que, aún en nuestros días, se escuchan muchas rancheras, boleros y salsa de la vieja guardia ya que son casi obras de arte del ideario musical latinoamericano.

Melodía y Armonía: más allá del ritmo propio de cada género musical, las melodías y armonías son el complemento perfecto de una canción. Nada mejor que una armonía realizada por un par de buenas voces de apoyo o una melodía que se quede retumbando en la mente por el resto del día. Los maestros boleristas del trío “Los Panchos” son los primeros que se me vienen a la mente cuando pienso en armonías ya que eran grandes voces y siempre daban una buena introducción a sus canciones. Esa característica los hizo ser altamente reconocidos, pronto ese estilo fue copiado por otros boleristas y empezó a extenderse hacia otros géneros musicales. A los que nos gusta el rock podríamos agregar a la parte de melodías los siempre bien recibidos “solos” en donde sentimos una gran alegría que nos llega al alma y empezamos a tocarlos así no tengamos una guitarra a la mano, nos gusta imaginar que los tocamos y que somos dueños por un momento de la libertad que irradia el guitarrista.

Como siempre, espero que cada quien tome lo que le haya parecido bueno de estas líneas y saque sus propias conclusiones. Pero para mí, la música si no tiene estos elementos previamente descritos simplemente no tendría el mismo gusto.

jueves, 29 de mayo de 2014

Dolor de patria


Por: Estefanía Bohórquez Pérez


Después de los resultados de los comicios del fin de semana se puede ver una muestra clara de lo que en realidad son los colombianos: una cantidad de personas masoquistas que quieren seguir envueltos en el lodazal en que nos ha sumergido una apuesta político-económica que no corresponde a las necesidades del país. Ahora nos enfrentamos a una segunda vuelta donde no hay opciones pues, con la diferencia de uno ser más fuerza de cuello blanco y el otro más poderío de gamonal de finca, son dos perspectivas casi idénticas las que se pelean por manejar las riendas del país.

Creo que todavía no se ha reaccionado ante lo sombrío que pinta el panorama, de hecho deben faltar meses para que las personas se den cuenta de lo que ocasionaron, pero desde ya se puede vaticinar que en las cabezas de los colombianos va a estar retumbando la siguiente frase: “todo empezó el día que al señor se le antojó lanzarse para Presidente. Yo no sé por qué el cuento me tragué y terminé votándolo como mucha gente”.

Y no va a faltar el reproche de quienes nos vimos envueltos en este fango sin haberlo escogido: “ahora decime vos para qué lo votaste, si todos los días te cagas de hambre y ahora no le importa nuestra economía te rompen el marrón con decretos y medidas” y así completamos la dura enseñanza que nos deja la letra de Para qué votaste del grupo de cumbia villera La Sonora del Barrio.

Como no reprocharles -a pesar de que cada persona tienen derecho a ejercer libremente su voto- si no aprenden de hechos, como el que muy bien describe el señor Óscar Humberto Gómez en su  Campesino ‘Embejucao’: “a mí nadie viene si no cuando vienen las elecciones. Llegan a joder que con los colores y todos los doctores que cambio harán”. Palabras que no encontraron cómo dejar en la memoria popular, a ritmo de carranga, que los políticos tradicionalmente son una especie que solo usa al ‘de a pie’.

En serio, para algunos es inaceptable que el bla, bla, bla…bla, bla y más bla de la canción del grupo español Ska-p todavía se pueda seguir aplicando y es espejo de cómo con discursos, guerra sucia -que se desbordó-  y falta de propuestas se pueda engatusar a un pueblo con lo que ellos denominan “marketing de salón” …“la inflación, malversación de los fondos de la nación, las drogas, el alcohol, el paro, la corrupción: todo esto ya se acabó. Ya llegan las elecciones, me tienes que votar, ya está aquí el salvador, ¡que bonitas palabras digo en televisión!” 

Aún es menos lógico que viendo las injustas situaciones cotidianas las personas elijan más de lo mismo. Ejemplo las que describe La Sonora del Barrio en su Cumbia protesta “Te piden que votemos unidos, pero a ellos no les faltan los viajes o ropa, mientras los tuyos están en pelota. Ellos no saben que es ver la cara de un pibe que no tiene para comer y no saber que decirle”.

Pero a pesar de toda la indignación que me produce ver que las personas quieren seguir con lo mismo, quienes en realidad hacen que se genere un profundo dolor de patria en mí son ese 60 por ciento que decidió darle la espalda no solo a su futuro, sino al de los millones de personas que habitamos esta nación. Después del daño no queda más que señalarles, si es que están cansados y desilusionados de este país y su jauría de políticos, por qué no salieron a votar en blanco, a hacer algo productivo por Colombia. Así no nos hubieran condenado a este oscuro devenir. Tengan en cuenta que son mayoría absoluta y podían haber castigado a quienes más lo merecen, obligando a cambiar los candidatos.

Ahora solo hago un llamado al lector a que sea responsable, a que no se deje llevar por lo que le digan las noticias, el partido, el vecino, el amigo; a que sea ciudadano por una vez en su vida, a que analice a profundidad las supuestas opciones. Para que al final  sea capaz de tomar una decisión, buena o mala, con la que va a estar tranquilo porque fue completamente analizada antes de efectuarla.

Paradójicamente, a pesar del fango, sigo soñando con el día en que todos digamos "vamos a declarar nuestra oposición a este sistema de corrupción”. Ese momento en el cual nos preguntemos “dónde están los asesinos de ayer  protegidos por la amnistía. Dónde están las promesas de justicia que ustedes nos hicieron un día” como reza la Declaración de Intransigencia de la banda Los Miserables.

También anhelo el momento en que esta patria boba, como Los Miserables, grite a los cuatro vientos “no participaremos en este circo. No somos sus payasos. No somos marionetas como fuimos ayer. No somos parte de este fraude. No representaremos esta vil comedia paseada por el mundo, si el mapuche mendiga en sus tierras y el obrero sigue comiendo mierda”. 

miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Y si no la meten, quién se muere?


Por: Edwin Sandoval Montoya
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Y suena una cumbia entre los gritos desmesurados  de  47 de millones de colombianos que cantan un gol al ritmo de las gaitas, llueve la cerveza entre las mesas de un bar y la hazaña deportiva se convierte en sinónimo de orgullo y alegría. 

A portas del mundial de fútbol crece la expectativa por la participación de la selección Colombia en dicha competencia, y la esperanza del pueblo colombiano se prepara para ser elevada y llenarse de júbilo o caer vencida ante la derrota circunstancial que se vuelve definitiva para las 32 selecciones  en Brasil. 

Antes que nada  creo que es necesario recordar otra vez que la selección Colombia ha participado tan solo cinco veces en la historia de los mundiales de fútbol, y su desempeño no ha sido sinónimo de excelencia. Por el contrario, regresan con resignación mientras desagradecidos los aplaudimos con hipocresía cuando esperábamos con ansias  la imagen desvanecida del capitán levantando la copa del mundo entre sus manos, así nos conformamos con  recordar nostálgicamente  momentos como el gol  de Fredy Rincón  marcado en los últimos minutos contra Alemania en el mundial de Italia 90. 

A pesar de que este mundial fue el mejor resultado para Colombia, al clasificar a octavos de final, fue eliminada por la selección de Camerún en dicha instancia. Un error del arquero titular en ese entonces Rene Higuita en una de sus recurrentes salidas del arco, dejó el partido  2-1 a favor de Camerún. En 1994 llegaba Colombia al mundial de estados unidos como una de las selecciones favoritas para ser campeona del mundo. Sin embargo, fue eliminada de una manera escandalosa al perder todos los partidos de la fase de grupos en la copa. Aquí otro error, un error que le costó la vida al  número 2 de la selección: Andrés Escobar, quien  al marcar un autogol en el partido contra la selección de Estados Unidos, reafirmó el afligido momento por el que pasaba la selección. Y a pesar de que nuestra selección pintaba como favorita para “USA94” Colombia no estaba para jugar al fútbol, el país seguía siendo  controlado por el narcotráfico, las amenazas de muerte, los atentados y los homicidios eran algo de todos los días. 

Y es ahora donde me pregunto si en Brasil 2014 estamos para jugar al fútbol. ¿Encontraremos en la victoria deportiva el pretexto ideal para distanciarnos de la realidad por dos meses? El grupo comandado por José Pekerman posiblemente hará que dejemos de pensar en el paramilitarismo brutal que reinaría en Colombia si Oscar Iván Zuluaga es elegido como presidente o si Juan Manuel Santos alcanzará la paz que tanto promete.

Mientras tanto, pasaremos el primer partido a “palo seco” por las elecciones y nos deleitaremos al son de Diomedes Díaz, los alfa 8, el grupo niche, Iván Villazón, Tres de Corazón y hasta Kevin Flores con su particular champeta que son algunos que han dedicado parte de su música a la selección Colombia y a remembrar sus proezas deportivas. Canciones que en este caso nos amenizarán la fiesta del fútbol de una manera particular, sus creaciones  dinamizadas por el sentimiento patrio del que todos se contagian cada cuatro años con la ilusión de ganar, perdón, cada 16 años. Si ganamos, celebramos con tiros al aire  y ¿si cometen otro error en la cancha? Lo acribillamos como a Andrés Escobar.

martes, 27 de mayo de 2014

¿Y qué pasa con Colombia?


Por: Karen Rivera Muñóz
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Según el estudio realizado en 65 países por la Red Mundial de Empresas Independientes de Investigación de Mercados (WIN-Gallup International),  el 86 por ciento de los colombianos consultados se declaró feliz, el 11 por ciento afirmó no ser ni lo uno ni lo otro y tan sólo el 2 por ciento dijo ser infeliz, lo cual afirma que Colombia vuelve a ser el país más feliz del mundo en el año 2013 y lo que queda de este año 2014. Pero, si ser el país más feliz del mundo implica ser un país sin memoria, sin sentido de pertenencia, sin conciencia social, política y económica, pues claramente somos el país “más feliz del mundo”.

Es increíble que después de ver, y sobre todo de ser los directamente afectados de tanta violencia, maldad y de las malas decisiones de quienes están el poder, sigamos en las mismas. Qué pasa con Colombia, un país con miles de problemáticas pero al mismo tiempo con miles de personas que no les importa estar comiendo casi literalmente mierda; si el país se va por un hoyo oscuro con pocas probabilidades de salir de él pues lo único que estará presente en dicho acontecimiento será la indiferencia del pueblo, una indiferencia que es casi permanente por no decir que lo es, muchos dicen que están cansados de tanta politiquería, que para qué ejercer el derecho a la democracia si las cosas nunca van a cambiar, otros que el rumbo del país les da igual, que no les afecta en lo absoluto, pero por eso estamos como estamos, por ese pensamiento que muy seguramente nos va a llevar a la ruina total. Si ahora carecemos de un buen sistema de salud, educación, empleo, vivienda y otros derechos fundamentales para el ser humano, quizá en unos años, todo estará peor y vamos a ver si el ‘’importaculismo’’ de los colombianos va a suplir las necesidades que cada uno necesita para subsistir.

 Será que es muy difícil creer en la utopía, será muy complicado sentarse a reflexionar acerca de las diferentes situaciones que acogen y que hoy siguen acogiendo a nuestro país, pues yo creo que NO, porque un país como Colombia con tantas riquezas culturales, merece que los aproximadamente 47 millones de habitantes, la tercera en población en América Latina sean seres pensantes con objeción de conciencia y con sentido de país.

 Ya han pasado dos días de las tan esperadas elecciones presidenciales y la indignación aún sigue presente en los rostros de unos pocos que creyeron en el cambio. Sin embargo, y a pesar de que los resultados de las mismas mataron los sueños de dichas personas, esperemos que los demás habitantes del territorio colombiano se tomen el tiempo de dejar de ser el país “más feliz del mundo”.

lunes, 26 de mayo de 2014

´´País de mierda´´

Por: Catalina Rivera
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Alcancé a tener esperanza de que un final como el de la Champions se diera en las elecciones presidenciales, un revés que les enseñara que ya no somos un pueblo ignorante hundido en las malas costumbres como el uribismo o el conformismo del gobierno Santos. Una vez más nos vamos de segunda vuelta en las presidenciales, Juan Manuel Santos con el 25% de los votantes es superado por el 29% de Oscar Iván Zuluaga, mientras las dos mujeres de estas elecciones, Martha Lucía Ramírez del Partido Conservador y Clara López del Polo Democrático, quedaron en tercer (15,5%) y cuarto lugar (15,2%), respectivamente, con una diferencia muy pequeña entre ellas, y en el último lugar, el candidato de toda la vida, Enrique Peñalosa con un 8,2%.

Al parecer lo que ganó en nuestro país, y que ha ganado por muchos años en los comicios, es el abstencionismo, más del 60%, de casi 32 millones de personas habilitadas para votar, solo salió de su casa a ejercer el voto 13 millones de colombianos. No me quiero ni imaginar la segunda vuelta con mundial a bordo, porque en el país del sagrado corazón nada nos impide irnos de fiesta pero cualquier cosa nos impide ir a votar: resaca, pereza, paseos. Algunos no se enteran de que hay elecciones sino una semana antes y deciden que mejor se quedan en la comodidad de su casa y otros que siempre dicen que no sufragan porque no se ven los cambios, y no les falta razón, pero esa tampoco es excusa.

En todo caso, vale la pena hacer el análisis de lo que viene, el petrismo ya se unió al Presidente, pero seguramente aquellos progresistas que se sintieron traicionados con este acuerdo, el pleno del Partido Verde y el Polo pensarán en votar por Santos, seguramente por miedo como lo dice en su columna ’’Resignación y miedo’’, Antonio Caballero, claro que  cabe la posibilidad de que en estos partidos anuncien que se abstendrán o que votarán en blanco. El conservatismo que toda la vida ha corrido para el bando que mejor le convenga, sin asco y sin el más mínimo rezago de dignidad y coherencia, está dividido, pero debo suponer que apoyará a Zuluaga, porque no se puede negar que, incluso durante la campaña de Ramírez, estos dos partidos se han hecho guiños.

Ya corren rumores de que si Zuluaga sale reelecto se van del país, que va a subir la tasa de deportaciones, que esta segunda vuelta es como elegir entre morir quemado o ahogado, que no van a salir a votar este 15 de junio, y más. Creo que la mayoría de estas son ideas erróneas, lo que tiene que hacer un colombiano comprometido es luchar por su país, pero tenemos tan poco sentido de pertenencia que es mejor para muchos huir, que dar la pelea por esta nación.

Si bien es cierto en esta segunda vuelta no hay nada bueno que hacer, reelegir la mal llamada “mermelada”, la reforma a la salud y la firma indiscriminada de TLC con gigantes de la industria,  o reelegir ejecuciones extrajudiciales, chuzadas, seguridad democrática y más, no hay que perder nuestro derecho al sufragio y por lo menos en mi caso elegir el mal menor, y para mi Santos es esa opción menos mala. Pero eso sí, indignante como ninguna. No escojo el voto en blanco, porque creo que en este caso no serviría de nada y tampoco la abstención porque esa nunca ha sido una opción para mi.

“País de mierda”, bien nos llamaron, y no hemos dejado de serlo, país de mierda que no aprende, país de mierda que se vende, país de mierda que es cobarde, país de mierda que no siente. Espero que se de pronto esta revolución que tanto necesitamos.

EN EL TINTERO:
1. Es muy satisfactorio, a pesar de las circunstancias, ver que la izquierda del Polo ganó en varias regiones del país, no les alcanzó, pero si refleja una ciudadanía cansada de lo mismo y de los mismos, que aunque es minoría puede crecer.

2. No hay que perder de vista el pedido de extradición de María del Pilar Hurtado, creo que esta mujer tiene mucho que decir, sobre todo en términos de culpables, por algo el uribismo no la querrá aquí.

domingo, 25 de mayo de 2014

Cuando la fiesta del fútbol se viste de negro



Por: Rocío Infante Buitrago
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“Es que yo por mi equipo de futbol me hago matar, ¿y usted? -No, yo sí estudié”

Hace apenas 3 días, la hinchada del  Atlético Nacional se vestía de verde y los hinchas del Junior de blanco y rojo. Todo estaba listo para la final de la Liga Postobón I-2014. El encuentro se dio a las 7 de la noche en el Estadio Atanasio Girardot en la ciudad de Medellín. Mientras tanto, la hinchada de estos dos importantes equipos del futbol colombiano, se debatían entre la emoción, la pasión, la intriga, y hasta la angustia por ver a su equipo del alma como campeón. Finalmente, esta vez, el equipo Verdolaga fue el vencedor, y obtuvo su estrella número 14. 

Me limito a dar un pequeño contexto de este hecho significativo que dio mucho de qué hablar durante la semana en el país. No me extiendo dando reportes del juego porque no es el punto al que quiero llegar. De hecho, el punto es la ‘celebración’. Tanto los hinchas del verde que estuvieron presentes en el partido, como los que estando lejos pero de corazón, celebraron este triunfo en las calles de sus ciudades, se encontraron saltando con la bandera en alto, cantando sus canciones más representativas, lanzando harina por doquier y tomando guaro. Lo último no podía faltar. 

Hasta aquí todo va muy bien. Sin embargo, no todo fue color de rosa como hubiéramos querido. Lamentablemente en nuestro país la fiesta del futbol se vistió  de negro una vez más. Al parecer  cada vez que los equipos de futbol colombiano se miden en un partido, la muerte es la protagonista. En Colombia algunos hinchas no pueden hacer una celebración sin tener que ‘’enloquecerse’’. No sé si es producto del exceso de alcohol o simplemente la estupidez, lo cual los hace actuar como desadaptados sociales, provocando disturbios, peleas, riñas o hasta la muerte, que en este caso cobro la vida de 5 personas entre esas un menor de edad. 

Sé que no es un tema nuevo y que la historia se repite; en nuestra cultura matar o hacerse matar por una camiseta es “normal” por eso nadie hace nada al respecto. Y peor aún, como la mayoría de estos hinchas son menores de edad, la ley colombiana por el contrario los protege y numerosos casos por homicidios entre integrantes de  barras bravas, siguen en la impunidad. No entiendo cuántos jóvenes más tienen que morir para que en el país se tomen medidas al respecto. 

Estos crímenes hay que castigarlos, pero para destruir este problema social de raíz, es necesario educar y crear estrategias para que los jóvenes -que en su mayoría son los que hacen parte de estas barras- entiendan que en la vida o se gana o se pierde, y que hay que saber perder, pero también hay que aprender a ganar sin tener que hacerle fiesta a la violencia. No pretendo generalizar, pero aquí el mensaje nos debe llegar a todos, incluso a los que no son hinchas de ningún equipo, sencillamente porque el juego de la intolerancia, del fanatismo por una camiseta, el del miedo y el del crimen no puede tener más cabida en la juventud colombiana. 

sábado, 24 de mayo de 2014

Es tiempo de evaluar el modelo educativo


Por: Jefferson Dicelis Ardila



"Todos tenemos la condición de enseñar algo,
lo que no quiere decir que tengamos la
capacidad de enseñar cualquier cosa"
(Fernando Savater en El valor de educar)

En términos generales y considerando que la educación se constituye como proceso permanente de socialización entre los individuos, es importante reflexionar acerca de la situación actual de los modelos pedagógicos que se están empleando para educar. Fundamentalmente está basada en el desarrollo humano y social, el cual pretende responder a un interés social (no particular), que permita una participación activa de todos sus actores, que estén encaminadas al desarrollo de posturas críticas y reflexivas. 

Actualmente y como uno de los factores más influyentes en la baja calidad educativa, se debe al contexto de globalización y políticas neoliberales, eje de un sistema capitalista en el que todo se considera un producto. "El capitalista te vende hasta la cuerda con la que te quieres ahorcar".

Es así como desde la academia resulta importante proponer nuevos modelos pedagógicos; pero lo que es más importante, abordar la temática desde una postura crítica, dando lugar a diferentes perspectivas de la problemática del paradigma educativo que ha suscitado, importantes cuestionamientos en la existencia humana. A partir de allí, considero que se debe revaluar, la figura clásica y los tradicionalismos que tanto persisten en nuestro diario vivir, y así dar lugar a la transformación social, desde un sentido didáctico que permita al individuo adaptarse a las condiciones que demanda la sociedad, para la construcción del entorno.

El ser humano está inmerso en una naturaleza innovadora, pero que lastimosamente en la mayoría de casos se ve "castrada" durante la niñez, por la misma sociedad, cuando en esta etapa es en la que el ser humano está explorando el mundo y cada experiencia es un nuevo aprendizaje, como lo expresa Paulo Freire en su texto (La Educación como práctica de libertad) donde descarta los modelos existentes de adaptación y transición, por su parte postula modelos de ruptura, de cambio y de transformación total. Debido a esto debemos orientarnos como futuros formadores, a estar abiertos al cambio, para redescubrir o reinventar el conocimiento.

Aprovecho este espacio para exhortar y hacer extensiva la necesidad de revaluar, reflexionar y cuestionar este fenómeno actual, a partir de la concepción de un ser humano integral, al cual debemos brindarle las herramientas necesarias para el libre desarrollo de sus habilidades y capacidades, por las que debe velar la educación desde lo social; respondiendo a unas necesidades e intereses comunes. Por último, les dejo con una cita del escritor Uruguayo Eduardo Galeano, "Agradezco a mi maestro, porque me enseño a perder el miedo a equivocarme".

viernes, 23 de mayo de 2014

¿Qué es la música?


Por: Alexander Silva Bustos
Twitter: @alexsilva_78


“La música es simplemente sonoridad organizada donde se pueden percibir ciertos patrones del flujo sonoro" en función de cómo las propiedades del sonido son aprendidas y procesadas por los humanos (hay incluso quienes consideran que también por los animales).”El anterior es el concepto que en general se tiene acerca de esa palabra tan mágica a veces y tan dolorosa en ocasiones: música. La que encontramos en cada una de las etapas de nuestra vida y nos acompaña en nuestros momentos de más inmensa felicidad y también en los de absoluta tristeza.

Esa música nos acompaña desde nuestra niñez, ya que a través de ella recibimos las primeras enseñanzas acerca del mundo que nos rodea a través de cantos y rondas que son transmitidas de generación en generación. Esa música que en nuestra adolescencia vamos amoldando a nuestra personalidad y que consiente nuestra alma. Por lo general, nos hace tomar distancia con el gusto de nuestros padres ya que ahí empezamos a escuchar otros sonidos, otras voces, otros ritmos y otras palabras más acordes a lo que pensamos y sentimos en aquel real despertar hacia la vida por el cual atravesamos. Esa música que en la edad adulta (si ya usted ha llegado a ese punto) lo transporta a épocas que parecen perdidas en el tiempo, pero que cuando usted escucha una canción de ese entonces siente que el corazón late más fuerte, que el alma se renueva, que la mente viaja unos cuantos calendarios hacia atrás… haciendo que se dibuje en el rostro una sonrisa donde se mezclan la alegría y la picardía de esos viejos tiempos donde uno recuerda aquellos momentos compartidos con familiares, amigos o incluso, viejos amores.

En mi vivencia particular empecé escuchando de todo un poco: salsa, merengue, boleros, música colombiana, vallenato, rancheras y la siempre recordada aunque poco ponderada “música de plancha” (si usted nació antes de 1986 y dice que no lo criaron con esto discúlpeme, pero esa es una mentira tan grande como un estadio de fútbol). A todos esos géneros les guardo un especial cariño y un profundo respeto, pero mi verdadera dirección musical comenzó a orientarse a partir del año 1993 cuando en la emisora “La Mega” (que en aquel entonces sí pasaba buenos temas musicales) había un programa que se transmitía de domingo a miércoles en punto de las 9:00 p.m. hasta la media noche; ese programa se llamaba “La Hora del Gato” y su conductor era Humberto Rodríguez Calderón. La temática del programa era sencilla: transmitía lo que conocemos como baladas americanas, de reconocidos artistas del pop y el rock desde los años 60 en adelante. Debo reconocer que cuando escuché el programa por primera vez me enganché con esos sonidos tan diferentes a lo que había en la radio de la época (sí, ya puede sacar la cuenta de mi edad aproximada) y desde ahí no he parado en explorar varias cosas acerca de aquellos cantantes y agrupaciones que marcaron profundamente a mi generación. Desde ahí el hard rock, el heavy metal, el rock clásico, el pop, el “grunge” y el new wave, entre otras subdivisiones, siempre han tenido cabida en mi mente y son parte importante de mi vida ya que bajo ellos atesoro incontables momentos buenos y malos que me han sucedido. 

¿Mi banda de cabecera? Ufff... es difícil mencionar una sola porque todas tienen su encanto particular y seguramente a todas ellas le dedicaré unas líneas más adelante, así que destaco a Def Leppard, AC/DC, Queen, Bon Jovi, Whitesnake, Megadeth, Metallica, Helloween, The Ramones, The Clash, Nirvana, Pearl Jam, U2, INXS, Depeche Mode, Duran Duran, Michael Jackson, Madonna, The Runaways, David Bowie. El listado es grande y espero darle a cada banda o artista su merecido espacio.

Si me pregunta mi definición personal de música, simplemente respondería: “Son esas letras, armonías y melodías que sientes muy dentro de tu corazón haciéndote exclamar ¡qué buenos recuerdos me trae esa canción!”.

jueves, 22 de mayo de 2014

Es necesario un cambio de mentalidad



Por: Estafanía Bohórquez Pérez



Ahora que se anunció el acuerdo entre los negociadores del Gobierno y las Farc, sobre el punto de cultivos ilícitos, es oportuno analizar la narco-cultura, una manera de pensar y actuar que se apoderó de muchos países latinoamericanos. Para este objeto hoy traigo a la memoria a los Tigres del Norte y su gran éxito ‘’El jefe de jefes’’, como se llamó no solo el sencillo sino el álbum completo dividido en dos discos que fueron lanzados al mercado en junio de 1997.

Este sencillo, tuvo tal acogida que llegó a ser número uno en los listados Top Latin Albums y Regional Mexican Albums de Billboard, y ese es el primer argumento para afirmar que refleja una narco-cultura arraigada en los latinos, la cual hasta se celebra. Con una de sus estrofas exalta la normalización de hechos tales como que personas influyentes en los diferentes países azotados por la ilegalidad del narcotráfico les pidan favores y se amangualen con narcotraficantes: ‘’…Soy el jefe de jefes señores y decirlo no es por presunción, muchos grandes me piden favores porque saben que soy el mejor, han buscado la sombra del árbol para que no les dé duro el sol…’’.

Si esto es así, ¿cómo podemos pretender que estas personas dirijan bien los destinos de una nación si ya han vendido su alma al diablo? La respuesta más clara es qué es imposible. Pero aparece otro interrogante, ¿por qué se permite que estas personas sigan a dirigiendo los destinos de los países? Sencillo, porque en los países donde hay narcotráfico se cultivó, con raíces bien profundas, la ideología del todo vale para conseguir dinero y poder: la narco-cultura.

Lo peor es que, como también lo refleja muy bien la letra, esta narco-cultura ha permeado todos los espacios de control que puede tener un país, desde los órganos judiciales, pasando por las fuerzas militares, y tocando directamente una profesión que debería estar ajena a cualquier influencia, el periodismo: ‘’…Soy el jefe de jefes señores me respetan a todos niveles y mi nombre y mi fotografía nunca van a mirar en papeles porque a mí el periodista me quiere y si no mi amistad se la pierde…’’. Pero además de toda esta purulenta corrupción recogida en unas pocas líneas, hay otra realidad que duele escuchar, se trata de la descripción de como esa narco-cultura se alimenta diariamente de sangre (de vidas de vecinos, amigos, familiares). Afecta directamente al corazón, porque en Colombia sí que sabemos de esto, sí que nos hemos matado entre nosotros y una de las principales razones de los últimos años ha sido la guerra que trae consigo el narcotráfico.

Esa sed de muertos se grafica en esta estrofa: ‘’…mi trabajo y valor me ha costado manejar los contactos que tengo, muchos quieren escalar a mi altura no más miro que se van cayendo, han querido arañar mí corona los que intentan se han ido muriendo…’’. Una clara alegoría a la pugna constante en la que se envuelven aquellos que se sumergen en este mundo donde ‘’se sube como palmera pero los pueden bajar como cocos’’.

Después de un vistazo a la realidad con la que decidimos convivir, como espectadores inertes, se hace necesario hacer un análisis de la necesidad de legalizar las drogas. Muchos pueden estar en contra -tienen todo el derecho- pero mi invitación es a reflexionar si no sería bueno para frenar las millonarias ganancias que produce ese negocio ilícito que fuera regulado con impuestos, tal y como se hace con sustancias igual de perjudiciales para el ser humano como el tabaco y el licor.

Considero que no se dispararán los consumidores locales, porque con o sin regulación a la vuelta de la esquina quien consume consigue las sustancias. Pero, con un manejo adecuado se recaudaría dinero de impuestos, se tendría algún tipo de control por parte del Estado y se lograría quitar las enormes utilidades de quienes se dedican al negocio pues entraría en el juego del mercado y habría un control de precios propio del mismo, quitando la rentabilidad exponencial que tiene ahora el narcotráfico. Aunque la verdad es que para llegar a este punto se hace necesario cambiar de mentalidad, dejar de lado la narco-cultura, donde es más importante tener dinero, propiedades y  poder que buscar el desarrollo de un proyecto de país.

martes, 20 de mayo de 2014

Unas elecciones que dan risa



Por: Karen Rivera Muñóz
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Mientras en un país como Colombia las problemáticas que realmente afectan al pueblo en general pasan desapercibidas, el cinismo político sigue haciendo de las suyas faltando cerca de 6 días para las votaciones electorales en el territorio nacional. Un ejemplo de ello, fue la respuesta estrafalaria por parte del expresidente Uribe, la noche de este lunes a un mensaje que publicó en Twitter el actual presidente Juan Manuel Santos, relacionado con un vídeo de expectativa que iba publicar.

El “honorable” senador electo sin más ni más y sin tan siquiera asegurarse de qué se trataba dicho vídeo,  respondió a la publicación del candidato a la reelección afirmando que éste era un vídeo en contra de la campaña del Centro Democrático. Como raro, la estrategia de este personaje es hacerse la víctima cuando no tiene como explicar sus faltas, teniendo en cuenta los últimos acontecimientos protagonizados él y su conejillo de indias, el aspirante presidencial por el ‘’uribista’’ Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga. Pero esta vez le salió el tiro por la culata, el producto audiovisual tan sólo resultó  ser una pieza publicitaria que invita a las personas a votar por la campaña reeleccionista.

Cabe anotar, que en los últimos días la campaña de Santos y Zuluaga ha tomado un tono judicial, recordemos que también en la noche de ayer el candidato del Centro Democrático Óscar Iván Zuluaga se defendió ante la opinión pública, a raíz de un vídeo revelado por la revista Semana el pasado domingo en donde aparece el candidato con el hacker Andrés Sepúlveda, capturado por la Fiscalía, hablando acerca de los guerrilleros que negocian en La Habana, Cuba. Zuluaga sostiene que es un montaje para dañar su imagen y criticó que, según él, se hubiera violado su privacidad, sin embargo admitió haberse reunido una vez con Sepúlveda en su oficina y otras dos veces en la sede de campaña.

Lo mismo ocurrió cuando el gobierno de Álvaro Uribe estaba “chuzando” no sólo a magistrados y periodistas sino también a críticos de su gobierno. Cuando los sorprendieron también se hicieron las víctimas, obviamente y sin duda alguna las campañas y las elecciones en Colombia nunca han sido un ejemplo de pulcritud y el fraude empieza incluso desde el nombre de los partidos. Traeré a colación tan sólo dos de ellos: Primero, un partido como el Centro Democrático no se debería llamar así claramente porque este partido no es de centro sino de derecha, llamarlo de esta manera es engañar al elector. El partido de la U, jamás fue y ha sido de la Unión, esa U que caracteriza al partido corresponde al político que lo invento “Uribe”, (anteriormente de actual presidente Santos y el senador Uribe) que desde que tengo uso de razón siempre han estado entre lo legal y lo sucio.


Qué pasará con estas elecciones que dan risa, qué será de Colombia si quienes están el poder siguen valiéndose de artimañas para llegar a la cima de sus intereses individuales, intereses que cada día le hace más daño al pueblo colombiano que luego de tantos años de violencia sigue ciego ante tanta maldad.

lunes, 19 de mayo de 2014

Lo nunca antes visto


Por: Catalina Rivera
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Lo que ha pasado en el marco de las elecciones presidenciales del próximo domingo es, por decirlo poco, nauseabundo.

El recientemente restituido Alcalde Gustavo Petro se alió con el santismo en lo que llamaron “acuerdo programático por la paz”, junto al Partido Liberal. Yo me pregunto si había que hacerlo para apoyar los diálogos, o si se trata de una nueva jugada política a una semana de las presidenciales. Hace poco, el burgomaestre dijo en unos de sus discursos que Santos no podía dirigir un proceso de paz, ya que no tenía la estatura intelectual ni moral para hacerlo. Al parecer estas cualidades llegaron a él de forma milagrosa. Se trata de un acuerdo tan bajo, que me ha hecho perderle la admiración al Alcalde capitalino.

Pero, fuera de los sentimentalismos, es un acto de poca ética y de nulo compromiso, cuando el progresismo se unió a Alianza Verde para las elecciones, se acordó que no todos debían apoyar al candidato de la coalición, es decir a Enrique  Peñalosa, pero tampoco podían unirse a otras campañas, esto fue lo primero que se rompió, aunque no lo único.  

Si lo pensamos por el lado del aprovechamiento mutuo puede que el apoyo de Santos en lo que queda de Alcaldía Petro sea algo que le caiga muy bien. Pero, por otro lado, este acto puede generar que el aval de los bogotanos hacia el alcalde decaiga, en vista de lo sucio de la jugada. En términos de los votos que pueda ganar Santos con esto, no creo que realmente gane algo, son cinco pelagatos petristas lo que están respaldando al acuerdo, la mayoría de los progresistas están indignados, y el partido verde ni se diga, además, si baja la popularidad del burgomaestre no va a haber mucho que sirva para la reelección.

Tampoco puede desligarse este pacto de lo que parece un presunto intercambio de favores. Resulta que el presidente Santos le había dicho no a las medidas cautelares ordenadas por la CIDH para Petro, pero el martes pasado, el consejero de Estado Gerardo Arenas le concedió estas medidas y ese mismo martes se dio la firma del “acuerdo programático por la paz”. Demasiado para creer en una casualidad, porque para entender a Colombia hay que saber que en política todo, ABSOLUTAMENTE TODO, pasa por algo, o mejor, en busca de algo.

Con esta frase cierro este tema, pero empiezo con algo que no sé cómo clasificar, el video que circuló Revista Semana en donde se observa al candidato por la corporación Centro Democrático, Oscar Iván Zuluaga, reunido con el hacker Andrés Sepúlveda, quien presuntamente habría espiado los diálogos de paz. Esto en cualquier país que se precie de una democracia que no solo se queda en el papel, habría sido causa para una renuncia inmediata por parte de Zuluaga a su aspiración  presidencial, pero en Colombia eso es impensable, porque ahora resulta que él es una víctima a la que tenemos que compadecer.

Ya que desconfío profundamente de la justicia, al menos me conformaría con que este video le arruinara la campaña al alfil del uribismo, pero para ser franca, no lo creo tampoco, Colombia se ha vuelto un país donde lo único efectivo para convencer es un intercambio de beneficios, preferiblemente materiales.

Lo nunca ante visto en Colombia es que la ética prime antes que la política.

domingo, 18 de mayo de 2014

Para los ‘’enfermos mentales’’


Por: Rocío Infante Buitrago
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“No me cabe en la cabeza lo despreciable que puede llegar a ser el ser humano contra su propio hermano”.

Fue, es y seguirá siendo inaceptable la intolerancia de las personas frente a las diferencias entre ellas mismas. Esto a propósito del día internacional contra la homofobia y la transfobia celebrado el 17 de mayo, fecha que se estipulo luego de que en 1990 se eliminara la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales por la Organización Mundial de la Salud. En este día actos simbólicos como desfiles, maratón de besos, marchas y conferencias se realizan en diferentes países de América con el fin de reivindicar los derechos de la comunidad LGTBI (Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales).

Y es precisamente esta comunidad, la que a diario es maltratada y vulnerada por la sociedad en general. En Colombia, según un reporte de la Organización Colombia Diversa, entre 2010 y 2011 se registraron alrededor de 280 homicidios contra el colectivo LGTBI, los lugares donde más se cometen este tipo de crímenes motivados por la discriminación sexual son: Antioquía, Valle del Cauca, Bogotá, Risaralda, Norte de Santander y Barranquilla. Las personas que hacen parte de este colectivo, son azotadas por la violencia de género que se manifiesta a través de detenciones arbitrarias, agresiones físicas y verbales, insultos indiscriminados, hostigamientos y asesinatos de la forma más inhumana.

Ciertamente, esta población no es la única en Colombia a la que son violados sus derechos fundamentales, pero quiero hacer énfasis en ella, teniendo en cuenta su lucha constante por el reconocimiento ante una sociedad tan homofóbica como la colombiana. Porque independientemente de que si usted está de acuerdo o no con las decisiones y las prácticas de estas personas, por el simple hecho de ser seres humanos, merecen respeto, principio básico que muchos colombianos siguen pasando por alto.

No puedo dejar de pensar y no me cabe en la cabeza lo despreciable que puede llegar a ser el ser humano contra su propio hermano, pienso que en realidad los enfermos mentales aquí, son aquellos que no son capaces de respetar la diferencia. Está bien que no comparta estas orientaciones sexuales, pero ¿por qué carajos tiene la necesidad de arremeter contra esas personas que también sienten, aman, tiene sueños y que merecen el mismo respeto que cualquier otra? No encuentro otro calificativo que el de ‘enfermos mentales’, para aquellos como la policía, -homofóbicos en potencia- entre otros, quienes abusan de su “poder” para cometer los actos más despreciables, justificándolos de la manera más absurda y evidentemente siempre quedando en la impunidad.

Entiendo que en mi país, donde reina la cultura machista, donde gobierna el arribismo y donde pensar diferente es todo un crimen, estas palabras no serán suficientes para que aquellos ‘enfermos mentales’ se rehabiliten, pero al menos y es un poco ingenuo, espero que la gente que me lea tome conciencia y aplique esa frase de cajón en sus vidas que dice: NO HAGAS A LOS DEMÁS, LO QUE NO QUIERES QUE TE HAGAN A TI.

viernes, 16 de mayo de 2014

Colombia: ¿una república para todos?



Por: Óscar Téllez Dulcey
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La formación de Colombia como república ha hecho visibles una serie de hechos de orden estructural que, en la tarea del análisis nos producen sorpresa y un poco de amargura por las conclusiones a las que se llega. Las políticas de Estado, quizás han dado una pauta para reorganizar socialmente nuestro país, pero los intereses personales y la desigualdad social (promovida por varios sectores de las clases dominantes) no han permitido establecer un Gobierno de Estado transparente y que se encuentre al servicio de los ciudadanos.

Para el año de 1781, se dio lugar en La Nueva Granada la insurrección de los comuneros, una lucha contra la desigualdad propia del virreinato imperante en el territorio, y la cual reclamó la abolición de impuestos, y condiciones de vida dignas para los granadinos. Miles fueron los que se unieron a la causa comunera y se sintieron –en palabras de Benedict Anderson- parte de una comunidad imaginada: la que formaban los granadinos como dueños naturales del territorio y merecedores de derechos sociales y económicos. El sistema monárquico reinante en la Nueva Granada fue contundente, no formó ningún acuerdo con los comunes y los golpeo militarmente. También, respetando la jerarquía social (Dios, rey, nobleza, vasallos) persiguió militarmente a Antonio Nariño –considerado junto a Pedro Fermín de Vargas, los principales precursores de la emancipación americana del imperio- por traducir al castellano un documento prohibido por la iglesia de la época: La declaración de los derechos del hombre.

Si miramos el contexto actual, la situación sigue permeada por desigualdad social económica y también cultural. Si bien la consolidación del territorio colombiano como un Estado soberano y moderno es un hecho, la ‘’utopía’’ propuesta por los fines constitucionalistas (propios del estado moderno) pasa a un segundo plano, primando, la división de clases que ofrece el nuevo sistema económico. Es aquello que Jorge Orlando Melo denominó los procesos revolucionarios: la revolución económica, que privilegia la instauración del modelo capitalista; la revolución política, en donde la democracia –como factor económico- juega un papel importante; y la revolución cultural, que asemeja lo popular a cosas del pasado que no son factibles en el modelo de producción.

El papel soberano del pueblo que hemos querido tener, ha sido solamente un fantasma. Las garantías que nos corresponde por el hecho de ser ciudadanos no son importantes para un Estado, maquinizado por el modelo económico. La estructura actual, al mejor estilo de las elecciones coloniales, fue impuesta por esa pequeña franja dominante, en donde la manipulación a través de la palabra aseguraba el agrado de las gentes. El poder de la lógica intelectual es bien catalogado por Estanislao Zuleta como coercitivo. La pirámide social se mantiene, cual época oscurantista, con pequeños cambios en las partes altas de la misma, pues el valor de la palabra, el discurso e incluso los recursos académicos, no han permitido que se transforme la base de la pirámide social.

Si nosotros como ciudadanos, dueños de una serie de derechos y deberes políticos, no emprendemos la tarea de buscar caminos que mejoren el país, si nos seguimos encerrando en la venganza y la búsqueda de una justicia del ojo por ojo, jamás vamos a derrocar políticamente a ese pequeño sector, que a lo largo de la historia se ha hecho hacedor único de los medios de producción, del bienestar individual y las políticas económicas de Gobierno. Gobierno, que para nuestro caso es miope, tuerto y en la mayoría de ocasiones de la misma colada.  

jueves, 15 de mayo de 2014

¿Y qué es para el pueblo?


Por: Estefanía Bohórquez Pérez


Las diferentes revoluciones sociales que se han dado en latitudes lejanas -como un buen ejemplo la primavera árabe- hacen pensar que esta generación si se preocupa por cambiar dogmas y el statu quo. Pero por otro lado, muchas muestras de indiferencia del contexto local hacen dudar que se pueda llegar a una situación siquiera cercana.

Es por esta razón que hoy suena interesante remembrar a uno de los íconos de la música de protesta, al señor Piero Antonio Franco y su canción -que puede ser considerada un himno- Para el pueblo lo que es del pueblo. Este completo juego de arengas que incitan a la lucha y que hacen palpitar el corazón, casi hasta llegar a impulsar a quien la escucha a salir a la calle y entonarlo a viva voz, que se popularizó en el  año de 1973, y que puede, sin duda alguna, ser uno de los principales testimonios que recuerdan el yugo que impusieron las dictaduras sobre el pueblo argentino.

Su coro alienta: para el pueblo lo que es del pueblo, porque el pueblo se lo ganó. Para el  pueblo lo que es del pueblo. Para el pueblo liberación. Llega a desencadenar la efervescencia propia de la protesta social. Pero la crudeza de sus estrofas aterrizan al duelo histórico, llegan a hacer hervir la sangre y a causar dolor…Comer bien era muy raro, comer poco era normal, comer era subversivo para el señor militar… … Prohibiremos la esperanza y prohibido está nacer, no será mucho almirante no faltaba más coronel…

¿Produce ira, verdad? Pero el fraseo no es del todo hiriente, también deja ver la esperanza de una generación que reclamaba por allá en el 73 …Estudiar era un pecado clandestino era saber porque cuando el pueblo sabe no lo engaña un brigadier…Y después de robar las frases del cantautor Piero, quisiera tomarme el atrevimiento de hacer un poco de reconstrucción histórica y recordarles que para este año se estaba cerrando la autodenominada Revolución Argentina, una dictadura que venía de 1966. 

La Revolución Argentina no se presentó a sí misma como provisional, como en todos los Golpes de Estado anteriores que tuvieron lugar en Argentina, sino que pretendió establecerse como un nuevo sistema dictatorial de tipo permanente.  Entre  1971 y 1973 el dictador militar fue Alejandro Agustín Lanusse quien, al igual que sus antecesores en esta  dictadura, se vio acosado por una insurrección popular creciente y generalizada. Ya suenan un poco más lógicos los fragmentos de canción.

Pero allí no paró el asunto, debido a diferentes factores –pero, por supuesto, el activismo de sus canciones uno de los principales. En 1976, Piero debió exiliarse, proceso que le debe a la siguiente dictadura, efectuada por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional la cual se extendió hasta 1983. El Proceso de Reorganización Nacional estuvo desde el Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, hasta el 10 de diciembre de 1983. En este una junta militar, encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas, ocupó el poder.

Es considerada la dictadura más sangrienta de la historia argentina, pues se caracterizó por el terrorismo de Estado, la constante violación de los derechos humanos, la desaparición y muerte de miles de personas, el robo sistemático de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad. 

Después del doloroso recuento histórico, no queda más que pensar si será que las luchas sociales necesariamente deben terminar en el exilio, en la muerte o en la desaparición. Y si será por el miedo a sufrir cualquiera de los tres tétricos escenarios que muchas generaciones hemos estado adormecidas frente a muchos hechos absurdos que siguen ocurriendo en una época en la cual nos preciamos de ser “desarrollados”. Apuesto que cada quien tiene su propia respuesta, pero como espectadora no tengo más que concluir que más que miedo lo que ocurre, sobre todo en Colombia, es la normalización de hechos que ha Piero, para el caso de esta columna, y a cualquier persona, a la cual le duela su país, en realidad ofendería y llevaría no solo a entonar estas consignas, sino a elaborar unas más crudas.

martes, 13 de mayo de 2014

El papel de la exsenadora Piedad Córdoba en la Habana Cuba


Por: Karen Rivera Muñóz
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Es importante hablar, y que la opinión pública sepa cuál es el papel que juega la exsenadora Piedad Córdoba en el proceso de paz que se está llevando a cabo en la Habana Cuba. Así mismo, ¿cuál es su nuevo estilo de participación política? Para empezar, es necesario decir que en Colombia, esta mujer es un personaje polémico por sus pensamientos, acciones e ideología política, como por la participación y colaboración activa en la liberación de varios secuestrados en el país y su lucha constante en contra del secuestro.

Para hablar de este tema, primero explicaré que en un país como Colombia, azotado desde hace décadas por el conflicto armado, el secuestro y las consecuencias reales de esta problemática traen consigo un sin número de variables que afectan no sólo a los individuos, sino también a sus familias y a la sociedad en general. A grosso modo, el secuestro es una acción que atenta contra los derechos humanos de cada persona, entre ellos la libertad, la integridad, la tranquilidad, las condiciones físicas y mentales.

No obstante, el secuestro realizado por las fuerzas armadas ilegales, aquellas personas que han sido víctimas de este delito y que han sido mencionadas de manera superficial tanto por los medios de comunicación colombianos, como por el Estado, entre otras problemáticas que hoy acogen al pueblo, no sólo han deteriorado la tranquilidad, sino también la paz en el país. Por tal motivo, la exsenadora, Piedad Córdoba -quien hace un año auspiciaba los paros agrarios y que hoy es la voz sensata que pide desmontarlos en las negociaciones de paz- argumenta que hay que agotar todos los espacios de diálogo en las mesas de debate debido a que por el contexto político en Colombia, existen sectores que no quieren la justicia y la paz en el país, puesto que son elementos difíciles de encontrar fruto a intereses económicos de quienes les es más rentable la guerra. Un ejemplo claro fue el paro que se dio en el Catatumbo, en donde se metió mucha gente a aprovecharlo, a generar caos y demás.

Ahora bien, Piedad, a través de su participación política en la Habana, pide y busca que en Colombia no haya hambre, pobreza, miseria, desigualdad social y principalmente que se respete la iniciativa privada, ya que en este país que ha vivido una guerra de 50 años, un paramilitarismo incesable etc. Se ha convertido en una sociedad “robusta”. Uno de los factores relevantes por los que se da este comportamiento va ligado estrictamente a la utilización del lenguaje de los medios de comunicación, pues son los que utilizan un lenguaje numérico, es decir, aquel que impide dimensionar los daños y conocer las necesidades reales de las personas, aquel que hace invisible la profunda de la deuda social y económica que hay con las víctimas del conflicto armado y sobre todo aquel en donde la exclusión de las personas y víctimas del espectro mediático subvalora la crueldad del conflicto armado colombiano.


Por tal motivo, Colombia tiene que buscar su propia salida en diferentes  momentos en que se pueda establecer y entrelazar el proceso de paz y una mayor participación de muchos sectores, así mismo que este proceso sirva para que los empresarios le pierdan el miedo a sentarse con quienes piensan distinto, como la ex senadora Piedad Córdoba, porque solo así se puede construir nación.

lunes, 12 de mayo de 2014

Con la reforma a la salud nos morimos todos


Por: Catalina Rivera
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El Gobierno Santos presenta la Reforma a la Salud como la panacea, pero aquí la gente del común no gana nada.

Es por ello que cito una parte del último comunicado de la Mesa Nacional por el Derecho a la Salud, que reúne a todas las agremiaciones de profesionales de la salud y sociedad civil en torno al objetivo de hundir la reforma y construir un nuevo modelo de salud y seguridad social.

Esta comunicación se da después de que se conociera un cuadro comparativo entre el proyecto de Reforma a la Salud aprobado en la plenaria del Senado en 2013 y lo que sería la ponencia positiva para tercer debate. Según el Ministro Alejandro Gaviria, se retirarían artículos para este nuevo debate, pero se dejaría lo que es la reforma en esencia. Es lo primero cierto que ha dicho el Ministro, la reforma sigue siendo un proyecto perverso para la salud de los colombianos:

“El criterio esencial de esta perjudicial reforma es el de la “sostenibilidad fiscal” en la estructura del presupuesto de la nación. De esta forma, se aplicará rigurosamente la “regla fiscal” para pagar la deuda pública, para garantizar el gasto en seguridad nacional y lo que quede repartirlo en la política social de subsidios para pobres. El resto, debe ser pagado por las familias, según su capacidad de pago.
En este nuevo proyecto queda claro que el “derecho fundamental a la salud” es un paquete de servicios de salud pero con “exclusiones” que no pagará el Estado. Es decir, el No POS de hoy será pagado por las familias según  su capacidad de pago y no habrá cabida para la acción de tutela. 

Es así que solo después de que un  paciente acuda a los reclamos administrativos podría actuar un juez de tutela. En este sentido, si lo que usted, su hijo, hermano, padre, o cualquier familiar, necesita quedó excluido, tendrá que acudir al Ministerio o al Consejo de Estado antes que a la tutela.

…el aspecto más importante que quiere “solucionar” el Ministro Gaviria es “resolver” de una vez por todas, el tema del carácter público de los recursos de la salud y entregárselos a los nuevos intermediarios, llamados “Gestores de Servicios de Salud” (GSS). Esto significa privatización total de los recursos de la salud.
Por otra parte, el Gobierno pretende hacer la “alineación de incentivos” de los GSS por medio de “Salud Mía”, que será una empresa industrial y comercial del Estado, del sector financiero y de derecho privado, es decir un banco, constituirá unas cuentas de “reservas” de los nuevos GSS, sean públicos, privados o mixtos, a su nombre (Art. 13). 

Al convertirse estas reservas en potenciales “ingresos” de los “gestores” (Art. 32), se privatizan estos recursos públicos y no serán objeto de control por parte de organismos como la Contraloría, la Procuraduría o la Fiscalía. Así, el señor Carlos Palacino, dueño real de Saludcoop, quien disfruta de plena libertad y de miles de millones de pesos embolsillados, podrá ganar el pleito y liberarse de la saliente Contralora, mientras Santos, reelegido, le nombra un Contralor complaciente.

Para liberar estas “reservas” de los nuevos gestores, el banco acudirá a varios mecanismos de “pago”: una parte de administración, el pago de las facturas que “auditen” y “autoricen” los gestores por los servicios prestados a sus afiliados, un reaseguro para el alto costo, un fondo de garantías, un sistema de “pago por resultados” y, finalmente, los “excedentes” o “utilidades” podrán ser retirados cada año por cada gestor, como pago por su buena “gestión del riesgo en salud”. Mientras tanto, continuarán las barreras, las autorizaciones, las demoras, las inequidades y el paseo de la muerte.”

Después de conocer esto quién no se indigna, aquí están arriesgando a miles de colombianos a morir sin atención, están garantizándole el robo legal a los dueños de EPS. Fuera de eso, la noticia de que la intervención de Saludcoop será extendida un año más lo que nos deja ver es que el Gobierno esta alistando el negocio para dárselo a la empresa privada. 

Colombiano, ¡exija la eliminación de las EPS, la nacionalización de la economía de la salud, que los recursos públicos sean usados para lo que se destinan, exija tener un sistema de salud adecuado! Por ello les invito a participar en la jornada de Movilización Nacional el próximo jueves 15 de mayo, ¡es hora de despertar pueblo, con la Reforma a la Salud nos morimos todos!