jueves, 29 de mayo de 2014

Dolor de patria


Por: Estefanía Bohórquez Pérez


Después de los resultados de los comicios del fin de semana se puede ver una muestra clara de lo que en realidad son los colombianos: una cantidad de personas masoquistas que quieren seguir envueltos en el lodazal en que nos ha sumergido una apuesta político-económica que no corresponde a las necesidades del país. Ahora nos enfrentamos a una segunda vuelta donde no hay opciones pues, con la diferencia de uno ser más fuerza de cuello blanco y el otro más poderío de gamonal de finca, son dos perspectivas casi idénticas las que se pelean por manejar las riendas del país.

Creo que todavía no se ha reaccionado ante lo sombrío que pinta el panorama, de hecho deben faltar meses para que las personas se den cuenta de lo que ocasionaron, pero desde ya se puede vaticinar que en las cabezas de los colombianos va a estar retumbando la siguiente frase: “todo empezó el día que al señor se le antojó lanzarse para Presidente. Yo no sé por qué el cuento me tragué y terminé votándolo como mucha gente”.

Y no va a faltar el reproche de quienes nos vimos envueltos en este fango sin haberlo escogido: “ahora decime vos para qué lo votaste, si todos los días te cagas de hambre y ahora no le importa nuestra economía te rompen el marrón con decretos y medidas” y así completamos la dura enseñanza que nos deja la letra de Para qué votaste del grupo de cumbia villera La Sonora del Barrio.

Como no reprocharles -a pesar de que cada persona tienen derecho a ejercer libremente su voto- si no aprenden de hechos, como el que muy bien describe el señor Óscar Humberto Gómez en su  Campesino ‘Embejucao’: “a mí nadie viene si no cuando vienen las elecciones. Llegan a joder que con los colores y todos los doctores que cambio harán”. Palabras que no encontraron cómo dejar en la memoria popular, a ritmo de carranga, que los políticos tradicionalmente son una especie que solo usa al ‘de a pie’.

En serio, para algunos es inaceptable que el bla, bla, bla…bla, bla y más bla de la canción del grupo español Ska-p todavía se pueda seguir aplicando y es espejo de cómo con discursos, guerra sucia -que se desbordó-  y falta de propuestas se pueda engatusar a un pueblo con lo que ellos denominan “marketing de salón” …“la inflación, malversación de los fondos de la nación, las drogas, el alcohol, el paro, la corrupción: todo esto ya se acabó. Ya llegan las elecciones, me tienes que votar, ya está aquí el salvador, ¡que bonitas palabras digo en televisión!” 

Aún es menos lógico que viendo las injustas situaciones cotidianas las personas elijan más de lo mismo. Ejemplo las que describe La Sonora del Barrio en su Cumbia protesta “Te piden que votemos unidos, pero a ellos no les faltan los viajes o ropa, mientras los tuyos están en pelota. Ellos no saben que es ver la cara de un pibe que no tiene para comer y no saber que decirle”.

Pero a pesar de toda la indignación que me produce ver que las personas quieren seguir con lo mismo, quienes en realidad hacen que se genere un profundo dolor de patria en mí son ese 60 por ciento que decidió darle la espalda no solo a su futuro, sino al de los millones de personas que habitamos esta nación. Después del daño no queda más que señalarles, si es que están cansados y desilusionados de este país y su jauría de políticos, por qué no salieron a votar en blanco, a hacer algo productivo por Colombia. Así no nos hubieran condenado a este oscuro devenir. Tengan en cuenta que son mayoría absoluta y podían haber castigado a quienes más lo merecen, obligando a cambiar los candidatos.

Ahora solo hago un llamado al lector a que sea responsable, a que no se deje llevar por lo que le digan las noticias, el partido, el vecino, el amigo; a que sea ciudadano por una vez en su vida, a que analice a profundidad las supuestas opciones. Para que al final  sea capaz de tomar una decisión, buena o mala, con la que va a estar tranquilo porque fue completamente analizada antes de efectuarla.

Paradójicamente, a pesar del fango, sigo soñando con el día en que todos digamos "vamos a declarar nuestra oposición a este sistema de corrupción”. Ese momento en el cual nos preguntemos “dónde están los asesinos de ayer  protegidos por la amnistía. Dónde están las promesas de justicia que ustedes nos hicieron un día” como reza la Declaración de Intransigencia de la banda Los Miserables.

También anhelo el momento en que esta patria boba, como Los Miserables, grite a los cuatro vientos “no participaremos en este circo. No somos sus payasos. No somos marionetas como fuimos ayer. No somos parte de este fraude. No representaremos esta vil comedia paseada por el mundo, si el mapuche mendiga en sus tierras y el obrero sigue comiendo mierda”. 

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