viernes, 30 de mayo de 2014

¿Qué debe tener una canción para agradar?



Por: Alexander Silva Bustos
Twitter: @alexsilva_78


La pregunta, aunque puntual para muchos, puede tener diversas respuestas dependiendo del género musical que nos guste. Habrá muchas personas que respondan “la voz”, otros dirán “el ritmo”, tal vez algunos contestarán “la letra” e incluso si le preguntamos a las nuevas generaciones saldrán posibles respuestas como “los efectos tecnológicos” o incluso “no importa porque el (la) cantante está bueno(a)”. Estas últimas dos respuestas me hacen llegar a otros cuestionamientos acerca del contenido musical que hoy por hoy tenemos a nivel global, pero de los cuales hablaremos en una futura ocasión.

Por ahora, me limitaré a tratar de responder la cuestión demarcada al principio de esta columna. Para mi gusto particular una canción agradable es aquella que contenga la justa medida de elementos tales como: voz y sentimiento, letra, melodía y armonía. Trataré de desglosar cada uno de estos componentes según como yo los entiendo ya que simplemente soy un aficionado a la música como cualquiera de ustedes puede serlo.

Voz y sentimiento: no es enfáticamente necesario que yo considere agradable una canción porque la canta Luciano Pavarotti, Martha Senn, Plácido Domingo, Monserrat Caballé, José Carreras, Andrea Bocelli o alguno de los integrantes de Il Divo; si bien es cierto que ese tipo de voces es el más preciado dentro de toda la música por su talento y pureza, también es una realidad que han existido cantantes que no han llegado a la escala de los mencionados anteriormente pero que por otros motivos y otros tipos de talento también han llegado al Olimpo musical. Particularmente me encantan las voces un poquito más crudas como la de Bon Scott (AC/DC) o Michael Stipes (R.E.M.) y las voces con un gran rango de profundidad como por ejemplo Rob Halford (Judas Priest), Sebastian Bach (Skid Row) o Michael Kiske (Helloween). Incluso, ha habido cantantes de muchos géneros que no se han destacado precisamente por tener una gran voz como Ozzy Osbourne o Jorge González (Los Prisioneros). Pero todos ellos han tenido algo en común, como lo dijera alguna vez el grandioso Freddie Mercury: “dame un pedazo de papel que contenga una canción y la cantaré como nunca”. Es en esta frase donde se contiene lo mejor que puede hacer un cantante con una canción, así no tenga una voz prodigiosa desde que sepa expresar las emociones y los sentimientos hasta el punto de casi hacerlos cobrar vida ese cantante será maravilloso para cualquiera que lo escuche y sin dudas regalará a su audiencia un momento para recordar.

Letra: vamos. Respeto posiciones en contrario pero, no me van a decir que las letras de las canciones que escuchamos hoy en día pueden compararse con las de años atrás. El ejercicio es simple: pongan una canción de reggaetón cualquiera sea su nombre o intérprete y escúchenla con detenimiento. ¿Tiene algún sentido lírico? Al menos no para mí. La letra es lo que hace a la canción. No tiene que ser una poesía, ni siquiera tiene que rimar o ser escrita en forma de soneto. Simplemente debe tener una coherencia entre lo que se dice y el ritmo que maneja la canción (al menos no me imagino escuchar “Ojalá” de Silvio Rodríguez en una versión de Thrash Metal al mejor estilo Metallica o Megadeth). Alguna vez Nikki Sixx, bajista de Mötley Crüe, dijo que las mejores canciones eran las que podían soportar el paso del tiempo a través de sus letras. Debe ser por algo que, aún en nuestros días, se escuchan muchas rancheras, boleros y salsa de la vieja guardia ya que son casi obras de arte del ideario musical latinoamericano.

Melodía y Armonía: más allá del ritmo propio de cada género musical, las melodías y armonías son el complemento perfecto de una canción. Nada mejor que una armonía realizada por un par de buenas voces de apoyo o una melodía que se quede retumbando en la mente por el resto del día. Los maestros boleristas del trío “Los Panchos” son los primeros que se me vienen a la mente cuando pienso en armonías ya que eran grandes voces y siempre daban una buena introducción a sus canciones. Esa característica los hizo ser altamente reconocidos, pronto ese estilo fue copiado por otros boleristas y empezó a extenderse hacia otros géneros musicales. A los que nos gusta el rock podríamos agregar a la parte de melodías los siempre bien recibidos “solos” en donde sentimos una gran alegría que nos llega al alma y empezamos a tocarlos así no tengamos una guitarra a la mano, nos gusta imaginar que los tocamos y que somos dueños por un momento de la libertad que irradia el guitarrista.

Como siempre, espero que cada quien tome lo que le haya parecido bueno de estas líneas y saque sus propias conclusiones. Pero para mí, la música si no tiene estos elementos previamente descritos simplemente no tendría el mismo gusto.

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