martes, 6 de mayo de 2014

Los múltiples rostros de la violencia colombiana

Por: Karen Rivera Muñóz
Facebook: Karen Rivera
Twitter: @Krivera11


La violencia que ha sufrido Colombia desde hace más de medio siglo es una de las más brutales en toda América Latina. Este conflicto, le ha causado -durante muchas décadas- la muerte a un sin número de personas que luchan por una Colombia en paz, y que sufren la destrucción a manos de los despiadados que están llevando poco a poco al pueblo a la ruina total.

Alrededor de 166.069 víctimas, sin contar aquellas que no fueron reconocidas en el marco legal, ha dejado esta problemática desde 1958. El conflicto armado colombiano ha provocado un poco más de 220.000 muertos, de los cuales la mayoría son civiles y por ende son los más afectados. La imposición del silencio a las víctimas y a los testigos  es uno de los factores principales que dan paso a la dificultad para diferenciar a los actores armados, quienes además de negar su responsabilidad en los crímenes cometidos, desvían la atención de la opinión pública de cualquier forma.

El conflicto armado es el resultado de acciones intencionales que se dan a través de estrategias políticas y militares fundamentadas en complejas alianzas y dinámicas sociales. A parte de los hechos, las víctimas y los  actores armados, éstas son formas claras de identificar distintas responsabilidades políticas y sociales frente a lo que ha pasado y está pasando en el país. 

Sin embargo, identificar y establecer las dimensiones reales de la violencia producidas por el conflicto armado es realmente difícil, debido a que la misma dinámica de la guerra y su extensión en el tiempo es uno de los obstáculos estratégicos y metodológicos para registrar la información. Por consiguiente, una de las labores más complejas y largas es la recolección y procesamiento de la misma, la cual empezó a registrarse con numerosos obstáculos en el país por la falta de voluntad política para reconocer y afrontar la problemática.

Todos los actores armados han incorporado  en su proceder el ataque a la población civil como estrategia de guerra. No obstante, a pesar de la relevancia que esto conlleva, las modalidades de violencia empleadas son distintas y su accionar es relativo de acuerdo a cada actor, a sus estrategias y al territorio en el que éste se encuentre. Cada actor armado hace uso de la violencia según su conveniencia y los cambios de las lógicas de la guerra. Por ejemplo, los paramilitares desde sus inicios basaron la violencia no sólo en los asesinatos selectivos y en las desapariciones forzadas, sino también en las torturas, las masacres, la violencia sexual y los bloqueos económicos;  mientras que otros, en este caso la guerrilla, basó la violencia en asesinatos selectivos, en amenazas, en reclutamiento ilícito, en atentados terroristas y el secuestro fue y es a lo largo de los años utilizado como mecanismo de poder ante el pueblo colombiano.

En otras palabras, la violencia utilizada para ir en contra de la integridad física es lo que caracteriza a la violencia paramilitar y la violencia utilizada para ir en contra de la libertad y los bienes, explica la violencia guerrillera. Lo anterior es escalofriante, sin embargo, es decepcionante y hasta aterrador cuando se le pregunta a las personas, y sobre todo a aquellas radicadas en las diferentes ciudades del país acerca del conflicto armado en Colombia y su respuesta es: “Como a mi no me ha pasado nada, no afecta de ninguna manera el conflicto en Colombia”. ¡Por Dios! esta problemática nos debe afectar a todos sin excepción alguna, porque todos hacemos parte de un pueblo y jamás sabremos lo que pasará mañana.

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